
Nadie sabe qué está sucediendo. La mayor parte de la humanidad se ha suicidado en pocas semanas, sin ningún motivo aparente ni conexión entre sí, mientras el mundo colapsa en medio de un caos creciente. Entre los escasos supervivientes se encuentra Andrea, una chica de diecisiete años con recuerdos borrosos y un gran secreto que ni ella misma conoce. Cuando años después, un desastre parecido amenaza con repetirse, Andrea y un grupo de jóvenes comienzan una crucial odisea para descubrir, a través de la ruinas de lo que un día fue la Humanidad, la solución a lo que haya pasado.
Manel Loureiro sabe mantener la tensión ante un cataclismo de origen incierto, sin darle al lector siquiera la menor información de qué es lo que está pasando. Con eso consigue que el lector se identifique con los personajes y viva con ellos sus aventuras. Las más de seicientas páginas del libro se leen con facilidad. El autor maneja una prosa sencilla y fácil de leer. Los personajes están bien construidos, y su brújula moral es sencilla pero clara. Hay noviazgos y otras relaciones entre personajes, que se mantienen limpias con naturalidad.