
Vuillard vuelve con otra breve novela histórica, con su estilo de contar hechos de ritmo acelerado donde suceden muchas cosas en poco tiempo, intervienen muchos personajes, casi siempre anónimos, y con agilidad entabla un breve relato sobre la vida, poco atractiva por otro lado, de Thomas Müntzer, el predicador que se unió inicialmente a la reforma de Lutero, pero que al poco tiempo, siguiendo su “palabra interior”, desencadenó una importante crisis política y social al descargar su ira contra los príncipes, obispos y señores alemanes. Le siguieron pobres, mendigos y hombres del campo a los que condujo a la batalla de los Campesinos. La derrota fue total. La guerra estaba condenada desde el principio, pero Müntzer, la “espada de Gedeón”, se veía llamado a instaurar el reino de Dios en la tierra. La derrota trajo como consecuencia una fuerte represión que terminó apresando, torturando y ejecutando al visionario. El libro es corto y se lee con facilidad, aunque en este caso el personaje queda muy lejos en el tiempo, el autor ve en Müntzer, sobre todo un agitador social que para Vuillard sigue a otros agitadores previos y deja a un lado las razones doctrinales o teológicas o sus discusiones con Lutero.