
Esta es la undécima obra de una serie que tiene como protagonista al comisario Georges Dupin.
En una de las zonas más escarpadas e impresionantes de Bretaña, en el extremo norte, hay jardines secretos, especies raras de aves, sidra espumosa... y grandiosos paisajes.
Allí el verano se prolonga alegremente hasta octubre, el sol brilla en el cielo y las noches son tibias. Pero el destino se abate sobre un miembro del equipo del inspector Dupin, Kadec, y sobre su familia. Su tía de 89 años fallece tras sufrir una serie de "presagios de muerte" y Kadeg mismo es atacado en su finca y su vida está en peligro.
Dupin y su equipo buscan, en los terrenos de la histórica ex abadía en la que vivía la tía de Kadeg, las posibles razones del ataque. Pronto las rarezas se multiplican. ¿Qué pasa con los sensacionales avistamientos de aves que la tía de Kadeg había anotado poco antes de su muerte? ¿Y qué secretos esconden los demás miembros de la familia? Además el jardinero de la finca es asesinado brutalmente.
Entre grandes ensenadas, el Atlántico salvaje y seductores huertos de manzanas, se desarrolla un caso peliagudo, que resulta muy personal para el inspector.
Desde el punto de vista moral, queda claro el nivel ético de algunos personajes, que se dejan llevar de la codicia. No hay descripciones inconvenientes. Se da un tono positivo al empeño del inspector para que las exigencias de su trabajo no perjudiquen su vida familiar.