Esta breve obra es el capítulo cuarto de uno de los libros más importante de Chesterton (1874-1935), titulado Ortodoxia y escrito en el año 1908. Es un relato brillante y cargado de ingenio. Muestra su genialidad y buen humor. En su proceso de conversión Gilbert -se hace católico en 1922- se da cuenta que todo lo que es podría no existir. Como siempre su actitud es de agradecimiento y decide ilustrar su descubrimiento en este texto que titula La ética en el país de los duendes, recordando su niñez en la que su niñera le contaba cuentos de hadas. El mundo de los cuentos de hadas no es más que el luminoso país del sentido común.
Se sitúa en el país de los duendes y allí todo es verosímil. Nos cuenta su hipótesis, que no es menos creíble que otras muchas. Los niños no tienen inconveniente en creer en los milagros. No han perdido su capacidad de asombro ni su razón. Dios está continuamente haciendo milagros, uno tras otro. Siempre había creído que en el mundo había magia, pero ahora empieza a pensar que hay un mago. Los milagros, en sentido estricto son algo deliberadamente querido por Dios. En el país de los duendes hay una ley de verdad, una ley que no se puede saltar, porque la ley por definición, es algo que uno no se puede saltar.
La teoría que inventa para recuperar la salud, resultó verdadera y así lo comprendió después. Este mundo es un emocionante y tremendo lugar que podría ser totalmente diferente, pero que es totalmente maravilloso. Tanta emoción y maravilla merece que uno se someta a las extrañas condiciones de tan extraordinaria benevolencia. Sintió en lo más íntimo la fuerte relación entre fe en Dios y sentido. Si este mundo nuestro tiene sentido, es porque detrás hay una persona. Entonces la vida es no solo un placer sino también una especie de privilegio exquisito.
En resumen su teoría es la siguiente: este mundo no se explica por sí mismo. Tiene un sentido que reclama a alguien que lo ha pensado. El sentido del mundo es hermoso, fascinante. La forma más adecuada de agradecer es conducirse con humildad y moderación. Justamente lo contrario a las ideologías vigentes que se sienten autosuficientes y con derecho a hacer lo que les venga en gana, sin límites.
En el fondo es una crítica al cientificismo, al materialismo del siglo XX, que pretende que todo surge del caos. Él no está de acuerdo con los científicos que no lo son tanto y que exponen sus teorías sobre la creación como si fueran certezas absolutas. El fatalismo científico dice que todo es desde siempre como tenía que ser, habiéndose desarrollado sin error desde el comienzo. La ciencia moderna no puede explicar que se ha producido un milagro a partir de la nada y sin ningún designio. Tampoco puede explicar lo que somos y pensamos los humanos, porque nuestro ser es libre y no es material.
Recomiendo su lectura a principiantes para conocer a este gran apologista cristiano. Como Chesterton recurre a metáforas y a la reducción al absurdo puede no ser entendido en profundidad por desconocer dónde se apoya todo lo que dice, lo que critica y lo que defiende. Quizá este breve libro sea un buen comienzo para adentrarse en su pensamiento.