
El libro recoge experiencias variadas del autor en este tren y anécdotas ocurridas con motivo de sus viajes en diversos hoteles de Europa. Este tren inició su andadura en 1883 y funcionó hasta 2009, aunque con algunas interrupciones y cambios de ruta. El autor expresa su nostalgia por una Europa unida a lo largo y a lo ancho de su ruta entre París y Estambul que incluía también a Gran Bretaña, pues sus viajeros acudían por Calais hasta París para tomar este ferrocarril. El tren, casi la única manera de viajar por Europa durante muchos años, era como un símbolo de la deseada unidad europea entre, al menos, una docena de países. Wiesenthal muestra su añoranza por esa anhelada unión que quedó interrumpida por las dos guerras mundiales y por el totalitarismo soviético; durante este tiempo muchos vagones tuvieron otros usos o quedaron destruidos.
En la narración se señalan algunos aspectos que definen lo europeo frente a otras tradiciones. No es un libro de viajes, es más bien lo que se denomina un libro cascada, pues la temática es muy diversa, de carácter enciclopédico, recuerdos siempre bañados por el recuerdo de un mundo desaparecido. El autor evoca hechos vividos por él, en primera clase en un ambiente generalmente exclusivista, cuando no aristocrático, de artistas, literatos, políticos, etc. Es un libro entretenido, lleno de sorpresas sobre un tren en el que se cuidaban todos los detalles: desde la decoración hasta la atención a los pasajeros aunque estuvieran en circunstancias adversas como en medio de una tormenta de nieve. Tan importante era el diseño de los vagones que estos han logrado hacerse un hueco en las subastas y algunos vagones, una vez restaurados, se han vuelto a utilizar.