
“La niña perdida”, de la escritora Elena Ferrante, es la cuarta y última parte (las otras tres son: "Una amiga estupenda", "Un mal nombre", "Las deudas del cuerpo") de la interesante historia de la amistad de dos mujeres que nacieron en los años cuarenta y vivieron hasta ya entrado el siglo XXI. Esta última parte comienza por los años setenta. Desde pequeñas se convirtieron en amigas íntimas, en un barrio pobre, violento, plagado de delincuencia, en el Nápoles después de la Segunda Guerra Mundial. Elena (Lenù) era la chica buena, concienzuda, trabajadora, brillante, que sabe escapar del siniestro barrio napolitano, ir a Florencia, ser una escritora de éxito y casarse bien. Es la narradora de toda la historia. Lila, en cambio, era la salvaje, impulsiva y orgullosa, que abandona los estudios, se casa joven y se queda toda la vida en el barrio. Por motivos familiares Lenù, pasados los años, acabará regresando a Nápoles.
Las dos amigas tienen una vida sentimental muy desordenada, tienen ambas dos parejas e hijos de cada una. En general, el ambiente moral es muy permisivo, hay promiscuidad, infidelidad conyugal, etc. Las hijas serán durante bastantes años para ambas lo que les de fuerza para vivir. Llama la atención la excelente caracterización psicológica de los personajes más importantes y la buena ambientación de un Nápoles muy politizado al principio y muy corrupto después, con la mafia siempre presente. Desde el punto de vista moral cabe destacar algunos apuntes obscenos esparcidos por la voluminosa obra y una escena erótica. Las situaciones más licenciosas se mencionan pero no se suelen describir.
R.I. (España, 2016)