En esta larga entrevista, Benedicto XVI habla sobre los problemas del hombre, el mundo y la Iglesia, también dando a conocer facetas personales; da su opinión personal sobre el papado, el estado actual de la fe y la Iglesia. Las declaraciones del Papa sobre los condones, tan criticadas por los media en su momento, son una pequeña parte de este libro, cuyo contenido es bastante interesante. No es corriente que un Papa revele cómo hace su oración, cuáles son sus santos favoritos y qué les dice cuando está afligido, cuán alegre es ser cristiano y, al mismo tiempo, el sentirse mendigo ante Dios. Habla de las dificultades y los ataques contra su pontificado, la conmoción que ha sufrido por la dimensión de la pedofilia en la Iglesia, y la acción de tantos medios que no buscan la verdad, sino apenas ridiculizar y desacreditar a la Iglesia.
Benedicto XVI denuncia el concepto actual de tolerancia como enemigo de la verdadera libertad; cree que la prohibición generalizada de burka es injusta para las mujeres que quieren usarla, dice que los musulmanes tienen derecho a construir mezquitas en Occidente, pero espera que los cristianos también puedan celebrar misa y tener iglesias en países musulmanes. Benedicto habla de la droga de la trivialización de la sexualidad y el SIDA (es en este contexto que se refiere a los condones), y reafirma las perspectivas de Humanae Vitae como válidas. Tal como Juan Pablo II, Benedicto dice que no al sacerdocio femenino, porque la Iglesia no puede hacer lo que quiere, sino obedecer el mandato de Cristo. Este trabajo es el resultado de una tercera entrevista de Peter Seewald con Ratzinger. En las dos anteriores (La sal de la tierra y Dios y el mundo) Ratzinger seguía siendo un cardenal.