Márai, según anota el editor, entregó a la imprenta la primera versión de Los rebeldes en 1930. En 1988 (un año antes de que se suicidara) el autor revisó a fondo su manuscrito original. Se ha consultado el texto de 1988 para la preparación de este informe.
La novela Los rebeldes responde a los cánones estéticos de los comienzos del siglo XX. En el pathos de sus personajes recuerda algunos pasajes de Contrapunto (Aldous Huxley) y a los protagonistas de La montaña mágica y Muerte en Venecia (Thomas Man): especialmente Muerte en Venecia porque en Los rebeldes también es clave la tensión homosexual entre un adulto y un adolescente. Los "rebeldes” de Márai son cuatro: Tibor, Ábel, Ernó y Béla que, recién aprobados los estudios de Secundaria, esperan ser llamados a filas (estamos en el último año de la Primera Guerra Mundial). Mientras tanto festejan la reciente independencia de sus padres quebrantando todos los tabúes que hasta entonces les han tenido sujetos. Especialmente se dedican a trasnochar, a jugar a las cartas, al tabaco, al alcohol y a los hurtos domésticos. Pronto caen en las garras de un prestamista y además se dejan llevar por las iniciativas de Amadé, un actor teatral que nunca acaba de sincerarse ante ellos. En la última fiesta circense que les organiza Amadé se revelará con claridad que éste está enamorado de Tibor, al que disfraza de mujer y utiliza como pareja de baile, en una escena de sensualidad creciente.
La sobriedad formal con la que avanzan los episodios de la novela se quebranta a mitad del libro, donde en una conversación los adolescentes se avergüenzan de haber sido materialmente castos hasta entonces. Más adelante, tras lo mencionado, una esposa se queja del egoísmo de su marido en lo sexual.