
Es una novela corta escrita en la época de mayor creatividad del autor (1866). Tolstoi juega con el tiempo y presenta a un padre y a su hijo, los condes Turbín, y a una madre (Ana Fiodorovna) y su hija Liza en un espacio temporal de veinte años. El conde Turbín (padre), había pasado por K. y había tenido una relación fugaz con Ana Fiodorovna. Pasados veinte años y muerto ya el conde Fiodor I. Turbín, su hijo, del mismo nombre, viaja con el ejército por ese mismo lugar. Allí es reconocido por el parecido con su padre; se aloja en casa de la ya anciana Ana Fiodorovna y aunque querría dejar atrás la fama de su padre, duelista, bebedor, mujeriego y jugador, pues desea otro tipo de vida, su comportamiento es de jugador y seductor. La bella Liza, la hija de Ana, a pesar de que su madre no se había preocupado por darle una instrucción esmerada, ha desarrollado muchas cualidades, es profunda y no se deja seducir por los encantos del conde, lo rechaza, a pesar de que no tiene muchas posibilidades de matrimonio; no parece aspirar a algo tan fugaz como el encuentro de una noche, ni a alguien que se ha comportado de forma tan mezquina.
La captación psicológica y la descripción del entorno son de gran belleza; se aprecia el pacifismo de Tolstoi. Lev Nikoláievich Tolstói (1828-1910) es una de las cumbres de la literatura rusa y se considera uno de los representantes más importantes de la literatura realista del siglo XIX.