
La mentira puede entenderse como pecado o perversidad. Sin embargo, para Wilde, la mentira es el acto de contar cosas bellas, no verdaderas, en esto consiste la finalidad exclusiva del arte. Este breve texto es un diálogo entre Wilde y su amigo Cyril, que está dispuesto a oír la tesis de Wilde. Su tesis central consiste en demostrar que el realismo es un completo fracaso, es decir, no es el arte que imita la Vida, la Naturaleza, sino al revés, la Vida imita el Arte.
Wilde cita grandes nombres de la literatura y del arte en general que intentan interpretar el arte como mimesis de la vida: Eliot, Paul Boutget, Balzac, Charles Dickens, Zola, entre muchos otros. Cuanto más analizan las pasiones, más rápido desaparecen las razones de sus análisis. El arte se expresa a sí misma, por eso hay que resucitar el arte de la mentira y amar más la belleza que la verdad. La revelación de la mentira, lleva a la tesis principal de Wilde: el Arte no expresa nada más que a sí misma. Se podría considerar que Wilde ignora la tesis de los transcendentales que concilian lo bello y lo verdadero, estos no se oponen ni tampoco son irreconciliables.