
Año 2173: los sueños poshumanistas se han cumplido. Desde el punto de vista social, hace 78 años que se declaró la Gran Paz, con la que se ha impuesto la Democracia Mundial. Se vive en una sociedad tecnocientífica donde se han neutralizado las diferencias sociales y, especialmente, la diferenciación sexual. Desde el punto de vista antropológico (¿post-antropológico?), los posthumanos de última generación están a punto de abandonar todas las funciones sensoriales y placeres corporales en favor de la inteligencia artificial. En esta distopía se ha hecho realidad el programa gnóstico: rechazo de la carne y exaltación del “espíritu”. En realidad, se trata de un pseudo-espiritualismo, donde las cerebros desligados de sus cuerpos biológicos, están vertidos en artefactos electrónicos.
Pero un hecho insólito, viene a perturbar la Gran Paz: Juana, una cajera del centro comercial d’Ark, ha quedado embarazada siguiendo los atávicos impulsos de la carne. Dos funcionarios, Vito 633 y Corolla 47 investigan su extraño comportamiento e intentan disuadirla de que siga con su embarazo. Ella alega seguir una voz superior, de un ángel, que le ordena seguir sus deseos más íntimos con el convencimiento de que el hijo que nacerá será quien salve a la humanidad. Las resonancias evangélicas y de la vida de santa Juana de Arco son evidentes. Al final, los funcionarios deciden aplicarle el Gran Perdón, el reseteo de toda la vida sin dejar rastro en la memoria y en la conciencia de Joan. Pero, a pesar de todo, incluso en los personajes más “perfectos” de esa sociedad tecnificada, late una profunda nostalgia de la carne, lo sensual, el contacto directo con las personas de carne y hueso.
Bajo la forma de una sui generis obra de teatro de tres actos, con una presentación y un epílogo, con humorísticos anuncios comerciales, Hadjajd hace una crítica lúcida y “descarnada” de la sociedad posmoderna, pero con un toque de esperanza porque el resto de humanidad que late en los híbridos post-humanos se resisten a perder el contacto directo y real con la naturaleza ni las relaciones personales no mediadas por la técnica.
Hadjadj, con esta breve obra de teatro de la ciencia ficción (con reminiscencias de El mundo feliz y Fahrenheit 451), denuncia un mundo deshumanizado, para reivindicar los genuinos valores humanos.