
Con la imaginación sorprendente que derrocha este autor, en este caso nos relata la situación de James, quien vive en Inglaterra con dos tías ancianas de un carácter difícil que le atormentan. El descubrimiento de un producto especial le lleva a que por accidente se le derrame al pie de un melocotonero que nunca ha dado melocotones. A partir de ahí comienzan las sorpresas: surge un melocotón que aumenta de tamaño hasta alcanzar un tamaño descomunal. Sus tías intentan sacar partido comercial de la originalidad, pero James se encuentra con que también una serie de pequeños animales- en la vida ordinaria- han crecido de modo descomunal. Logrando atar con los hilos de una araña el melocotón a unas gaviotas emprenden un viaje a través del océano. La travesía no será del todo pacífica, pero sí apasionante porque el lector va de sorpresa en sorpresa. Al final llegan a Estados Unidos, donde al principio se crea una gran alarma, pero la aventura acaba bien. Da gusto ver la creatividad de un autor, partiendo de asuntos cotidianos, como inicialmente eran las cosas.