
La pasión amorosa suele ser el auténtico motor de gran parte de la mejor literatura. En esta obra de François Mauriac (Burdeos, 1885-París, 1970) aparece en sus aspectos más complejos y oscuros. El escritor reconstruye la psicología de tres personajes atrapados por la soledad, la degradación de un mundo al borde del fracaso y la represión de los sentidos. Abundan también los análisis psicológicos de la lucha entre el bien y el mal que libran en su interior hombres y mujeres.
Esta novela fue considerada por los críticos como la mejor del premio Nobel (1952) francés. A comienzos del siglo XX, María Cross enamora a Raymond y a su padre, el doctor Paul Courrèges. La vida de María es dificil: se murió su marido, su hijo pequeño falleció de meningitis y ahora la mantiene M. Larousselle. Paul se siente atraído y desea apasionadamente a María; la conoce porque, como médico que es, le atendió con motivo de la depresión sufrida por la murte del hijo. Paul, con sus 52 años es un médico honorable, con prestigio, pero que nunca ha conocido la felicidad. Raymond es un joven de 17 años que un día coincide con María, y la desea vehementemente, pero ella, en cierto modo, lo rechaza y lo humilla. La pasión de Paul es amorosa y la de Raymond violenta, impetuosa, irascible y vengativa. Padre e hijo nunca se han llevado bien. María es una mujer muy guapa, con una vida dura, pero con una cierta mala fama, aunque es toda una señora, por ser mantenida; con alguna frecuencia se deja querer. Admira al doctor, pero le aburre; Raymon le recuerda fundamentalmente a su hijo.
Es, en definitiva, un triángulo amoroso peculiar, con un fondo que rezuma bastante sensualidad algo excitante, sin descripciones molestas, y una fuerte carga emocional. Está muy bien escrita: es muy intimista, reflexiva, sin casi acción, pero intensa de contenido. Se aconseja leerla con sosiego para captar mejor los sentimientos más intimos de los tres personajes. Gustará a un público amante de la buena literatura.