
Esta sección de sus Cuentos completos encierra 44 relatos breves, agrupados en cuatro bloques. En el primero, titulado La ciudad, están los cuentos de Taxis, de Calles, de Encuentros y de Márgenes. En el segundo, bajo el título Más breve todavía aparecen dos grupos: cuentos sobre Escribir y cuentos sobre El cuerpo. En el tercer grupo están los cuatro relatos de Vicente Holgado. Para acabar los Cuentos a la intemperie aparece un grupo de cinco Cartas de amor. El tal Vicente Holgado, como es sabido, es un personaje artificioso imaginado por Millás para tener un comodín literario inestable, inconcreto, aquejado de lo que podría diagnosticarse como “déficit de identidad”, que lucha por ajustar su modo de ser con la realidad (claro está, sin conseguirlo).
Una valoración de conjunto tendría que señalar de entrada en estos Cuentos a la intemperie, junto con la agudeza de observación y la habilidad para sorprender al lector, un cierto porcentaje de escepticismo y un recurso excesivo a lo paranormal. En algunos relatos aparecen fantasías sensuales (que el autor denomina “fanatismo venéreo”) y en otros (precisamente en el que Millás se ha fijado para titular toda la antología como Una vocación imposible) se ironiza con desgarro sobre la labor sacerdotal. Por este cuentecillo y por otro titulado Diablo, estos Cuentos a la intemperie encajan bien entre los libros para adultos con formación.