Edith Warton (New York 1862 - Francia, 1937) es más conocida por sus obras mayores (La edad de la inocencia, La solterona o La casa de la alegría), pero también son magistrales sus relatos cortos. Fue amiga y discípula -en lo literario- de Henry James. La presente recopilación de sus principales relatos cortos ofrece un sustancioso acercamiento a este género literario. A continuación resumimos brevemente cada novela breve:
- "La Plenitud de la vida": La autora se acerca al tema del más allá, y convierte esta apelación a "lo eterno" en un espléndido alegato a favor de la indisolubilidad del matrimonio: podría usarse en toda bibliografía crítica sobre el divorcio.
- "Un Viaje": Cultiva lo macabro evanescente, al recrear los problemas que se presentan a una esposa cuando su marido fallece a la mitad de un viaje de varios días en un tren norteamericano: la desalmada curiosidad de los pasajeros, la estrechez del habitáculo en el que la mujer intenta disimular el "sueño profundo" del cadáver, etc. La intriga queda bien resuelta, al estilo de las buenas películas de suspense.
- "Un cobarde": En este caso el espectro inquietante es un acto de cobardía en la juventud del protagonista: acción impresentable que le hará jugarse la vida muchas veces para borrar la mancha de su anterior cobardía. Todo esto en el marco familiar de un pobre de solemnidad.
- "La duquesa orante": La autora juega con el lector a base de frases de doble sentido que dejan en la penumbra la honestidad de esa duquesa cuya estatua orante, con un rostro desencajado por el horror y el odio, preside el mausoleo del castillo. Quizá esa cara oculta una maquiavélica venganza del duque. Los circunloquios dejan abierta la puerta a varias interpretaciones y –mientras se esclarecen- arrastran la imaginación del que sigue esa trama. La ambigua conducta del capellán deja en mal lugar a los eclesiásticos en general.
- "La misión de Jane": Un cuento muy bien logrado, humorístico y a la vez cruel, que analiza las relaciones domésticas, cotidianas, de un matrimonio estéril que adopta una niña muy pequeña. Conforme crece la jovencita, en su aparente conducta atrabiliaria se van integrando hechos paradójicos en beneficio de los propios padres adoptivos, bastante egoístas y con puntas de cinismo. Mensaje positivo, magistralmente ofrecido.
- "Los otros dos": Humor inglés con puntas de tragedia y elipsis adheridas a la psicología de los personajes, muy bien caracterizados. Se trata de un frívolo relato que relativiza en demasía la fidelidad conyugal.
- "El mejor hombre": El recién elegido gobernador de un Estado reflexiona sobre los nombramientos que ha de hacer para su equipo directivo. Se van encadenando las presiones que sufre, hasta el punto de poner en peligro su honestidad. Así se asoman, en el horizonte de este político incorruptible sus errores personales y también los de su mujer, solventados al fin en una sincera declaración de prensa.
- "El veredicto": Un pintor intenta realizar el retrato de su amigo y maestro, recién fallecido. En el intento -a solas ante el rostro del cadáver- se siente interpelado por la mirada de sus ojos vidriosos, que cobran vida y poder. Renuncia al cuadro y a pintar para siempre. Se siente -en esta estampa- la influencia del Dorian Grey de Wilde.
- "Después": Espléndido relato de terror, a base de un suicida que se quita la vida al arruinarse (tardará días en morir): su fantasma se aparecerá en el tenebroso castillo donde habita quien le despojó de su fortuna. El clima macabro logrado por Wharton en este relato, convierte estas páginas en una espléndida muestra del género.
- "La botella de Perrier": En la soledad de unos restos arqueológicos africanos, en pleno desierto, un investigador se encuentra rodeado de sirvientes nativos que le engañan cada vez más claramente, acerca de la ausencia de su compañero, que retrasa días y días su llegada. Mientras tanto, el agua que le dan de beber, sacada del aljibe, tiene un sabor cada día más raro.