
Es el primer libro de la serie de Kurt Wallander. La saga -de 11 novelas- es genial para cualquier amante del género. El comisario tiene que resolver un caso muy complicado y turbulento: el asesinato cruel y extraño de un matrimonio de ancianos que vivían en la granja de Lenarp. La mujer fue estrangulada y su última palabra fue “extranjero”. Los asesinos alimentan al caballo después del crimen. Los prejuicios raciales desatan una ola de violencia en son de venganza. El estilo es entretenido, ameno, fácil de leer, el proceso de investigación es lento, creíble. La trama es interesante, hay giros inesperados, atrapa por el suspenso, aunque quizá menos que otros del autor. Es muy realista, sin concesiones a la fantasía. La calidad literaria es notable.
El protagonista tiene un carisma especial, es un antihéroe por su imperfección, eso lo hace más cercano al lector. Como es la primera obra en la que aparece cuenta más detenidamente su vida personal. Fue abandonado por su mujer, tiene una relación difícil con su padre jubilado y con su hija Linda, se siente muy solo. En varios momentos del thriller manifiesta sus pensamientos o deseos lujuriosos pero no se describen explícitamente. Profesionalmente es una persona muy eficaz y comprometida, de sólidos principios. Está en lucha constante no solo contra los delincuentes sino contra todo aquello que considera injusto y contra los defectos del sistema.
Hace un buen retrato de los personajes atormentados de la sociedad sueca. La ambientación es gris y fría como el invierno en ese país. Son muy elocuentes las reflexiones sobre los inmigrantes, los campos de refugiados, los extremismos, la política del miedo y sus consecuencias xenófobas, el alcoholismo, el periodismo sensacionalista, el descontrol administrativo….. Presenta la cara más oscura de la Suecia moderna, la nueva era de la inquietud. Encierra una clara denuncia social. El libro se considera un best seller, ha sido llevado a la televisión y traducido a más de 40 idiomas.