
Han pasado tres años desde que Leo Deminov detuviera a un asesino en serie y recibiera, como recompensa, el encargo de dirigir una nueva brigada de investigación en la Rusia post-estalinista. Sin embargo, sus intentos de comenzar una nueva vida con su mujer y sus hijas adoptivas parecen condenados a fracasar: las dudas y sospechas del pasado están siempre presentes. Y por si fuera poco, la publicación de un discurso de Kruschev en el que se pone en duda el estalinismo provoca una profunda crisis en la sociedad rusa. Si Stalin no fue perfecto, ¿qué será de todos los que le han seguido? ¿o no será acaso un modo del nuevo líder para probar la lealtad al régimen? En todo caso, el informe parece desencadenar una oleada de violencia y de asesinatos. Alguien está dispuesto a vengarse de un sistema. De un sistema al que pertenecía Leo, que se verá implicado personalmente en lo que parecía un caso puramente político.
La novela continua El niño 44, y -aunque son independientes- es recomendable conocerla para poder situar desde el arranque la compleja situación de los personajes y el ambiente. De todos modos, el presente libro es superior a su predecesor. Smith ha depurado sus recursos, ha sabido coger lo mejor de la ambientación, y parece haberse dado cuenta de las cosas que fallaban en la primera historia, evitándolas cuidadosamente. Estamos frente a un thriller de ritmo sobresaliente, que además ofrece un verosímil retrato de la inseguridad existente en la sociedad post-stalinista. La trama ofrece abundantes sorpresas y numerosos escenarios, de forma que es difícil saber dónde acabará todo. Los dos momentos que podrían haber propiciado una descripción inmoral se tratan sin detalles, valorando negativamente el hecho.
J.V.