Es 1942 y Yamilia vive con su familia política en una pequeña aldea kirguiza rodeada de montañas. A casi todas partes la acompaña el joven Seit, todavía un niño, fascinado por el magnético carácter y el descaro de la joven y siempre dispuesto a defenderla de cualquier agravio. Como el resto de hombres, el esposo de Yamilia lucha en el frente en defensa de la madre patria, y las mujeres, los niños y los heridos deben asumir las duras labores del campo: una tarea que se repite cada día, desde el amanecer hasta el ocaso. Pronto Daniyar, un soldado convaleciente, se unirá a Seit y a Yamilia para ayudar en los trabajos del koljós. Juntos, entre silencios y canciones, recorrerán la bella estepa, mientras el viento trae aromas de otras vidas posibles.
El narrador, Seit, pintor, cuñado de Yamilia, rememora su infancia junto a ella. Aparte de narrar una historia de amor, tema central, casi se ve, se huele y se respira la estepa del Kirguistán. Muy poético, muestra como la belleza conduce al amor y a la vez, despierta vocaciones artísticas.