
Aura acaba de entrar en la cárcel, y es destinada a la peor prisión que le podría corresponder. Mari Paz, la legionaria gallega, se queda cuidando de las gemelas Cris y Alexa. No puede haber de momento relación entre ellas. Hasta que una persona se pone en contacto con Aura para sacarla de donde está, pero no a cambio de nada: tendrá que conseguir hacerse con un maletín, tras el que hay otros personajes poderosos, muy poderosos, y muy peligrosos.
En este segundo libro de la saga titulada según el primero, Todo arde, la relación entre las tres amigas, tan sugestiva en la novela anterior, queda un tanto desdibujada por la distancia. La historia de la familia malvada es interesante, aunque quizá el modo de contarlo (apuntes de un libro que no se llegó a publicar) resulta demasiado artificioso. El autor utiliza muchos y diversos recursos de narración, quizá en un intento de innovar, pero resultan un tanto desmesurados, y a veces sobran. Lo que en todo caso sobran son algunos episodios de gran violencia, con detalles sangrientos, un pasaje sexual algo extenso completamente gratuito, y el tono general de los personajes de la novela, sobre todo las mujeres protagonistas, más sexualizadas aunque solamente sea en los diálogos. Dice Gómez-Jurado que esta novela es el lado oscuro de la anterior; pero no justifica tanto detalle desagradable.