Los primeros párrafos de la novela Timandra del escritor Theodor Kallifatides (Grecia, 1938) indican, en parte, el tono de la obra: "Muchos hombres habían yacido a mi lado: hombres famosos, ricos, poderosos, ... Incluso una o dos mujeres. A todos los observaba mientras dormían. ¿Quién soy? ¿Quién es ese hombre que estaba junto a mí? Me llamo Timandra (la que honra al hombre). Soy hetera, prostituta. Las mujeres transformaron la esclavitud en profesión. Mi madre hacía sombra a todas las heteras de Atenas. Los atenienses y espartanos eran mejores en el campo del honor que en la cama. Había complacido a muchos hombres".
Timandra es la protagonista y narradora. "A Pericles nunca le traté. Le vi una sola vez, y en ese mismo día conocí al hombre que ahora duerme tranquilo a mi lado, Alcibíades; que fue un niño guapo, también de adolescente y adulto. Discutían mucho sobre temas filosóficos con Sócrates, Protágoras, Clinias, Platón: el alma, la realidad, el destino". "Por la noche dormía con mi amante Alcibíades, pero estaba muerta de miedo. Con mucha frecuencia mi madre me daba consejos eróticos. En la guerra Sócrates salvó la vida de Alcibíades. Atenas ha sido derrotada; me fui de allí a Frigia con Alcibíades. Mi madre era Teodosi, también hetera. Ambas muy conocidas. Nos relacionábamos bastante con filósofos, artistas y estrategas. Mi madre y el amigo Midas veían que había comenzado a convertirme en una mujer. Midas me daba clase: era pitagórico".
"El amor había dado contenido y sentido a mi vida. Al principio de conocernos Alcibíades y yo solíamos hablar de estos temas. Mi angustia por el sentido de la vida le enervaba. El sentido de la vida no va más allá de la vida misma, decía él. Alcibíades no sabía qué hacer con su vida y esa era su desgracia; perdió demasiado pronto la capacidad de ser feliz; por eso quería probar otros caminos. Uno de ellos le llevó a la sencilla casita de campo de Frigia y a mí con él. La guerra había durado demasiado: 28 años, durante los cuales estuve enamorada de mi amante, aunque no intenté retenerlo. Nuestro amor, ¿tendría algún futuro o estaba condenado?"
La narración tiene abundantes pasajes sensuales, aunque el escritor evita descripciones molestas. El estilo es refinado, muy cuidado y se lee con facilidad.