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Florentino Matías nace en 1933 en un pueblo de la provincia española de Salamanca, trabaja como delineante, conoce el Opus Dei y pide la admisión como agregado. A partir de entonces, se le abre un panorama nuevo de santificación de la vida ordinaria y de servicio a los demás, que se desarrollará en las primeras Escuelas Familiares Agrarias de Córdoba, en el Centro ELIS de Roma, hasta que catorce años después regresa a España, donde sigue trabajando y ayudando a los demás en Madrid. Una vida plena, fiel, enriquecida por la amistad y el cariño de personas muy variadas y de su familia. Recuerda con especial emoción el trato con san Josemaría Escrivá de Balaguer, con el beato Álvaro del Portillo y los encuentros con los papas Pablo VI y Juan Pablo II, santos también. Con sencillez y hondura el autor nos ofrece un magnífico testimonio.