
Es un libro de liderazgo humanista. El “ejemplo” es el corazón de este estilo de dirección que hace los procesos más eficientes y a las personas mejores y más felices. Como indica el subtítulo, los Pequeños grandes líderes son aquellos cuyas acciones invitan a otros a soñar más, a aprender más, a hacer más y a ser mejores. Ser ejemplo es algo que el líder no puede olvidar nunca. Este ensayo tiene un enfoque práctico y realista. Es ameno e incluye sencillos ejercicios para replantearse el modo de enfrentarse a la existencia diaria no solo en la profesión, sino también en familia y con los amigos.
Las tres dimensiones de un buen liderazgo son el afecto, el re-conocimiento y la actitud positiva. Hoy más que nunca se necesitan líderes que vivan y gestionen sobre la base de los valores, que sean ejemplo de actitudes, con un sentido trascendente de la vida y una riqueza interior que consiga sacar lo mejor de las personas. Para lograrlo el líder ha de ser humilde y muy humano. Así incitará a los demás a ser gente buena -competencial profesional- y buena gente -calidad ética y moral-.
Este liderazgo ejemplar llega hasta el centro de las otras personas y lo hace con sencillez y grandeza. Contribuye de modo más constructivo a la creación de contextos de relaciones humanas más cálidos, inspiradores, emocionalmente seguros y proclives a que quepa el amor inteligente. Ese compromiso exige perseverancia e insistencia en los pequeños actos de cada día. Se trata de ser más y parecer menos. Se entiende porqué se dice que la excelencia no es un acto sino un hábito.
Las personas positivas se enfrentan a los acontecimientos cotidianos con mejor disposición, tienen una vida más plena, gozan de mejor salud, tienen relaciones sociales más enriquecedoras, desempeñan sus trabajos con mejores resultados y viven con mayor alegría. Desarrollar una mentalidad positiva requiere llevar a cabo el ejercicio de filtrar las perspectivas negativas, pesimistas y desalentadoras que se han adquirido y que son muy limitantes. Se trata de entrenar la habilidad de interpretar los acontecimientos de manera distinta. El auténtico pensamiento positivo, el que transmite confianza y optimismo, está grabado en la naturaleza humana y procede del corazón.
El coraje ante la adversidad incluye tres elementos: convicción, esperanza y acción. Uno de los motores más importantes para conseguir los proyectos es amarse a sí mismo, amar el proceso y amar para quien se hace. La humildad en este plano se refiere a la aceptación de la verdad sobre uno mismo, tanto los aspectos positivos como los más sombríos: defectos, carencias, complejos y debilidades.
Los valores humanos tienen un papel fundamental para impregnar de rectitud todas las acciones y el comportamiento. Los tres elementos de lo que se denomina amor inteligente son la aceptación, la ayuda a la mejora y la generosidad. En el fondo se trata de entregarnos a nuestro entorno según la escala de valores que tantas veces reclamamos. Se proponen catorce valores combinados a modo de pirámide a escalar. En el primer nivel están la honestidad, honradez y coherencia. En el segundo, el compromiso, lealtad y paciencia. En el tercero, la generosidad y aceptación; en el cuarto nivel la humildad y justicia; ascendiendo al quinto nivel, la confianza y coraje; en el sexto la responsabilidad y en la cúspide, la libertad.
El ego es enemigo directo de los valores humanos, pues se los salta y los corrompe para poder existir. Es el espejismo que uno tiene de sí mismo por creer que es grandioso cuando en verdad es frágil y arrastra inseguridades, debilidades e incoherencias. Contra él combate la humildad que es el reconocimiento de la verdad sobre uno mismo y la aceptación valiente de esa verdad. La persona humilde está en paz consigo mismo y transmite esa paz. Es magnánima, de una pieza, sin dobleces. Está siempre dispuesta a ayudar a los demás y nunca compite con ellos. Solo compite consigo misma para mejorar todo lo posible. Eso le permite vivir en un estado estable de serenidad, de ilusión y de alegría. Los venenos de la soberbia son el rencor y el resentimiento. Los antídotos son el olvido y el perdón.
Convertirse en un pequeño gran líder es una tarea que lleva toda la vida y que requiere un compromiso continuado. Recomiendo ampliamente esta lectura. De modo especial a las personas que dirigen a otros, a los empresarios, a los influencers, y a todo el que quiera inspirar a otros con su ejemplo de vida coherente y magnánima.