
La novela está ambientada en la Castilla de los años 40. Julián había sido penado y, después del indulto, solo encuentra trabajo como cabrero. Tiene buen corazón y se hace cargo de Sancha, a quien cria como a una hija. Esta se casa y, con su hijo, se abren camino en la vida. La desconfianza y el rencor aparecen como medios para sobrevivir. Aunque los protagonistas son buenas personas, parece que la fortuna les vuelve la espalda y la vida se mestra dura y cruel con ellos. Las envidias, la murmuración... llenan las horas de los pueblos pequeños, aunque también hay personas de bien: el médico, el señor José, el sacerdote. El tema religioso está bien tratado.
La prosa es ágil y concisa. Los personajes, bien definidos. El vocabulario, con algún término poco usado, pero enriquecedor. Las ilustraciones de Juan Ramón Alonso mezclan lápiz y acuarela. Es tal la fuerza del relato, que no hubiesen sido necesarias.