Nada hay que decir sobre el obsesivo martilleo político y social sobre los peligros que se avecinan por descuidar el medioambiente y el “cambio climático”. La política y los activistas han conseguido crear un sentimiento de culpabilidad y miedo que recae sobre toda la sociedad occidental.
Schellenberger, antiguo activista medioambiental, reflexiona e investiga en diferentes puntos del planeta para presentar una situación que muchas veces diverge del mensaje político. Se niega a ver el fin del mundo, por el contrario, el mundo es un complejísimo algoritmo muy difícil de controlar, donde cualquier medida “protectora” puede tener graves repercusiones sobre la vida de las personas, animales o plantas.
Denuncia la propaganda política, la hipocresía y el fanatismo de muchas asociaciones subvencionadas que están perjudicando el desarrollo de los países más pobres, pues el desarrollo no es el enemigo, al contrario, es la solución a muchas situaciones, a veces dramáticas.