Sunday Bloody Sunday

HISTORIA, LIBROS, MÚSICA

El 50º aniversario del llamado «Domingo sangriento» es una buena ocasión para acercarse a los hechos desde diferentes perspectivas

El 30 de enero de 2022 se cumplieron cincuenta años del llamado «Domingo sangriento», uno de los episodios más sombríos del conflicto de Irlanda del Norte, que enfrentó desde 1968 a unionistas —de religión protestante, partidarios de mantener los lazos con el Reino Unido— y republicanos irlandeses, en su mayoría católicos, favorables a la integración del territorio en la República de Irlanda.

El 30 de enero de 1972, a primera hora de la tarde, un grupo de paracaidistas británicos dispararon contra la multitud que asistía en el barrio del Bogside, en la ciudad de Derry, a la marcha convocada por la Asociación por los derechos civiles de Irlanda del Norte. Murieron trece personas y hubo varias decenas de heridos.

El suceso tuvo lugar en el peor momento de la época conocida como The Troubles (Los problemas), se prolongó de 1968 y 1998, y causó 3.720 víctimas mortales, además de 47.541 heridos.

Los manifestantes de Derry protestaban contra la encarcelación sin juicio de personas vinculadas al IRA. 

Manifestantes en Derry (Irlanda del Norte) el 30 de enero de 1972.

El llamado «Informe Saville» estableció años después que las muertes fueron «injustificadas» e «injustificables», y que todas las personas abatidas se encontraban desarmadas y no suponían una amenaza grave. Aclaró además que no se lanzaron bombas y que los soldados «presentaron a sabiendas versiones falsas» para justificar sus disparos.

No es fácil hacerse cargo de la intensidad de aquellos años, aunque hay algunos libros que ayudan.
No digas nada, del periodista norteamericano Patrick Radden Keefe, publicado en 2018 en Estados Unidos y dos años después en España, es una crónica del último medio siglo en Irlanda, pero es además un monumento periodístico y narrativo. Estructurado como una «novela de no ficción», el libro toma como hilo conductor la desaparición de Jean McConville, viuda y madre de diez hijos, secuestrada por el IRA en su humilde casa de Belfast en diciembre de 1972, unos meses después del «Domingo sangriento».
 


Patrick Radden Keefe dedicó cuatro años a investigar la historia del IRA.

Durante los cuatro años que dedicó a investigar el caso, Patrick Radden Keefe no sólo reunió y ordenó la información disponible, sino que accedió a fuentes inexploradas hasta entonces y obtuvo novedosas conclusiones. Sus viajes, sus múltiples entrevistas, sus miles de horas de hemeroteca y la consulta de cuantiosos documentos policiales le han permitido componer una historia rigurosa y a la vez trepidante, con unos personajes principales —las hermanas Dolours y Marian Price, Gerry Adams— y decenas de secundarios que en más de una ocasión proporcionan giros insospechados a la trama.

En las cien páginas de notas que cierran el libro se detalla el origen de toda la información: hasta el último dato o la breve frase entrecomillada que se reproduce en un párrafo menor proceden de una fuente identificada. Decía el legendario John Hersey que cuando el lector empieza a dudar sobre la veracidad de lo que le están contado, el mundo tiembla bajo sus pies. En este caso no hay motivos para la sospecha: Patrick Radden Keefe proporciona las garantías necesarias para leer el libro sin sobresaltos ni decepciones.

La banda irlandesa U2 podría ofrecer una oportuna banda sonora al relato de Radden Keefe y a la turbulenta historia del Ulster. A ellos se debe la canción «Sunday Bloody Sunday», que se interpretó por primera vez en público en diciembre de 1982 en Belfast, tres meses antes del lanzamiento del álbum War, en el cual está incluida.

La canción habla de «cuerpos esparcidos en un callejón sin salida», de «Botellas rotas bajo pies de niños» y de trincheras excavadas en los corazones. Y se pregunta: «¿Cuánto tiempo, ¿cuánto tiempo debemos cantar esta canción? ¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto...?».

Después de aquella primera interpretación, The Edge, uno de los miembros del grupo, explicó en una entrevista: «El público enloqueció; hubo una reacción muy positiva. [...] Pensamos mucho sobre la canción antes de tocarla en Belfast, y Bono le dijo a la audiencia que si no les gustaba, no volveríamos a tocarla nunca. De las cerca de tres mil personas que había en el lugar, tres se retiraron. Creo que eso dice mucho acerca de la confianza que la audiencia nos dio».

En varios conciertos, Bono recitó después del estribillo los nombres de los fallecidos y trató de convertir la interpretación en una plegaria multitudinaria. Él mismo lo explicó en una ocasión: «Queríamos mostrar el contraste entre las personas que arrebatan vidas humanas para apoyar aquello en lo que creen y aquellos que dan la propia vida por otros, como Jesús en la Cruz. Esa es la dialéctica en el centro de “Sunday bloody Sunday”. Por eso, su letra habla de la victoria de Cristo: “The real battle just begun/To claim the victory Jesus won”».

 

Portada del LP «War» de U2 (1983).