
La lectura de esta novela criminal resulta una delicia, El “caso” que tiene que resolver el comisario Georges Dupin, que ha sido destinado en Bretaña, procedente de París, trata de la muerte de tres hombres en mar abierto. Los antecedentes son complejos y se mezclan con la desaparición de una cuarta persona. El modo peculiar de trabajo de Dupin y las asociaciones que va elaborando se presentan al lector como sucesivas decisiones interesantes y difíciles.
Lo que más cautiva al lector es el lenguage de Bannalec, lleno de imágenes y con la mirada puesta en los individuos y su modo peculiar de ser, en la luminosidad de la Bretaña y la especial atmósfera del grupo de islas Glenan, cerca de la costa. Con breves trazos dibuja las actitudes de Dupin: "Dupin no era un hombre de paciencia, en modo alguno“ (…). Es un comisario distinto de los investigadores sistemáticos de la literatura criminal, con una vida sentimental mediocre y una relación complicada con su propia madre, que se presentan con humor y finura. Su actitud de evitar confrontaciones simplemente “olvidando” las llamadas recibidas, viene descrita con la misma plausibilidad que las peculiaridades de los navegantes y buceadores de las islas Glenan. Además de un caso criminal interesante, el autor presenta una lectura entretenida e inteligente que suscita en el lector la pasión por la Bretaña y la da a conocer a quienes nunca han estado allí. El autor distingue las conductas morales e inmorales y deja claro el nivel ético de los personajes.
F.B. (Suiza, 2015)