Impactante historia testimonial, de una familia de viejos creyentes rusos encontrados subsistiendo en la taiga siberiana, absolutamente apartados de cualquier contacto humano.
Estos viejos creyentes son una secta cristiana que se separó del cristianismo ruso, cuyo origen se remonta al siglo XVII, cuando el zar Alejo y el Patriarca Nikon –y después, con más violencia, Pedro el Grande– aplicaron una reforma ortodoxa en la liturgia, los libros sagrados y las tradiciones, que generó un cisma. La persecución provocó que muchas familias se refugiaran en los bosques, eludiendo cualquier contacto con el mundo. En 1978, un helicóptero, en una prospección geológica descubrió desde el aire lo que parecía un huerto en la ladera de la montaña, y una cabaña. Durante doce años, el autor estuvo visitando a la familia, que poco a poco, aceptó el contacto con otras personas y su ayuda, al darse cuenta que respetaban su modo de vida y creencias.