
Estudio detenido —minucioso y profundo— de los inconvenientes que acarrea el crecimiento exponencial de la tecnología informática aplicada a las telecomunicaciones. El autor expone, con gran soltura y abundancia de anécdotas, la situación actual en la que grandes empresas obtienen beneficios millonarios comerciando con los datos de las redes sociales y, por otra parte, hackers sin escrúpulos utilizan su habilidad informática para hacerse con los datos de cuentas bancarias, copiar el contenido de los servidores, romper el derecho a la intimidad o suplantar la identidad de sus víctimas. Goodman prueba con hechos (50 páginas de citas) que actualmente todos los sistemas informáticos, por protegidos que parezcan, son vulnerables a los ciberataques. Los “delitos del futuro” consistirán en esta invasión de la privacidad, utilizando precisamente como “troyanos” las mismas técnicas de control y salvaguardia de secretos industriales o fondos económicos, que delatan la posición y costumbres del que cree protegerse con ellos. En las páginas finales, el texto ofrece una serie de recursos para minimizar los riesgos descritos. Ideológicamente es patente la preocupación del autor ante el abuso de la informática por parte de gobiernos totalitarios. En cuanto a reservas de índole moral, solamente las anécdotas en que brevemente se alude a delitos de pederastia, voyeurismo y otros tipos de acoso de menores.