La colección de relatos de Luis Ramoneda Molins es uno de esos selectos libros que da pena que se acabe y apetece leer y releer... El autor, crítico literario, poeta, novelista, ensayista y traductor ha logrado en este su décimo libro, reunir veinticuatro relatos de calidad literaria. El tono es la sencillez expresiva: se leen muy bien; el vocabulario es rico; la belleza en la descripción de ambientes, sobre todo rurales y de montaña: se nota que el autor ama la naturaleza y la conoce por experiencia directa.
En este contexto, la luz, el agua, la nieve, los bosques y los colores del mundo aparecen con toda su hermosa variedad. Los sonidos y la música constituyen otro de los grandes ambientes en los que se desarrollan las historias. Y más allá de lo formal, Ramoneda Molins habla sobre el alma humana, sus alegrías y dolores. Están muy presentes los gozos y las penas de la vida familiar, la guerra (hay varios relatos ambientadas en la Guerra Civil española); y la muerte, a la que el autor presta una especial atención, como también lo ha hecho en otros libros anteriores: se diría que vive con una especie de connaturalidad esa realidad que a todos nos afecta... pero no es un libro sombrío, estas narraciones son un canto a la vida, a la amistad, al amor, manifestado con frecuencia en un asombro ante la belleza de la vida cotidiana...
Destacan las aperturas de algunos relatos y los cierres de las historias: no encuentra Ramoneda atajos o soluciones fáciles, ni lo pretende: hay relatos de final abierto o triste o duro, como la vida misma, pero de fondo hay una atención compasiva del ser humano, que es tratado con respeto y afecto, y en muchas narraciones se vislumbra explícita o implícitamente una mirada esperanzada, cristiana, porque Dios cuida siempre de su criatura, aunque esta no le conozca o incluso le rechace.
J.I.P. (España, 2016)