
En palabras del mismo autor, al presentar esta recopilación de escritos breves, se pretende "exponer lo eterno (lo mismo ayer, hoy y mañana) en el lenguaje de nuestra época. El mal predicador hace exactamente lo contrario: toma las ideas de nuestra época y las atavía con el lenguaje tradicional del cristianismo [cuando, más bien] la doctrina que predican tiene que ser intemporal en el fondo y llevar ropa moderna".
La antología de artículos abarca desde un texto de 1945 ("Apologética cristiana") a transcripciones de entrevistas o diálogos públicos sobre cuestiones religiosas, entre los años 1943 a 1958. La obra recoge al final lo sustancial de 12 cartas con las que Lewis puntualizó temas de religión a quienes le preguntaron por el mismo procedimiento.
Ni que decir tiene que el talento apologético del autor vuelve interesantísima la lectura de este libro para quienes precisamente conocen en profundidad la respuesta cristiana a las cuestiones abordadas. La única reserva que cabe consignar procede de la confesionalidad anglicana del autor durante los años en que estas páginas fueron redactadas. Aunque Lewis se remonta a lo fundamental de la doctrina cristiana, no puede impedir dar una respuesta “anglicana” al tema de la devoción a los santos, a la existencia de los demonios, o a la facultad que tiene la Iglesia para "canonizar" a personas que vivieron ejemplarmente su fe. Por otra parte, en temas no tan directamente relacionados con la fe, Lewis mantiene opiniones manifiestamente mejorables: acepta que el cristianismo retrasa el progreso científico; concede que el egoísmo, aquí en la tierra, da la felicidad; y se pierde en consideraciones inexactas o al menos alambicadas sobre el alma de los animales.
F.J. (España, 2017)