
Segunda entrega de la Trilogía del Tercer Milenio de Blanca García-Valdecasas. La novela se desarrolla, como la anterior, en ambientes acomodados de los barrios madrileños de Salamanca y Chamberí; la acción gira alrededor de un eje: la merienda y tertulia semanal de cinco amigas. Obra coral, en la que se cruzan las vidas de unas y otras, sus hijas e hijos, parientes, bodas, muertes, funerales, celebraciones, accidentes domésticos… La mirada de la escritora es de afecto hacia sus personajes, sin eludir también las críticas y el señalamiento de caracteres y conductas egoístas o inapropiadas. Pero predomina un tono amable y positivo que hace de la novela una lectura grata y fluida.
Por el fondo, transcurre una visión cristiana asumida y serena: personajes que rezan, personas que confían en Dios y le tratan… sin faltar tampoco otros que no lo hacen. El estilo es natural y la historia avanza con los diálogos de los personajes, como le gusta a la autora, que escribe –según confesión propia- pronunciando en alto esos diálogos, para escucharlos ella también y comprobar si han de ser así. Hay un amor a la naturaleza reflejado en las numerosas especies de flores que son citadas en la novela. Y un “pondus” en la escritora de la gran cultura literaria, musical y plástica, que se manifiesta en las citas de autores reconocidos, muy bien traídas a cuento al hilo de la acción. En resumen, una novela muy hermosa de la vida ordinaria, de los avatares y peripecias de varias familias de Madrid.