
Siguiendo la sugerencia de san Juan Pablo II al comienzo del tercer milenio, el autor -que escribe en Jerusalén- ha preparado un texto, mitad exégesis de altura, mitad comentario espiritual, sobre 21 salmos en torno a los que ha meditado especialmente, y que pueden servir al lector para aprender de nuevo el arte de la oración. Para Cabaniña, la indicación del Papa en la Novo milenio ineunte no ha sido suficientemente escuchada, y se propone aprovechar algunos de estos cánticos del Antiguo Testamento, que los ha elegido porque expresan no solamente una petición de ayuda, sino también acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y viveza de afecto hasta el arrebato del corazón. El autor intercalará en el mismo texto de cada salmo el fruto de su labor personal de meditación contemplativa, con un equilibrio exquisito, que abre vuelo a la libertad de cada uno.