
La historia se desarrolla en España y en el Aden (Yemen) y a través de mensajería electrónica conecta el mundo de unos adolescentes acomodados con la terrible realidad de sus coetáneos yemeníes. Como novela de juvenil tiene una parte en la que sumerge al lector con los problemas típicos de los adolescentes: enamoramientos y desenamoramientos, gordofobia, preocupación por integrarse en un grupo, flirteos, etc.; como novela de denuncia La niña que quería ser tortuga es un alegato contra la fabricación de armas que los saudíes (no es casual la elección, aunque se podrían elegir otras fuerzas armadas) disparan en Yemen sin ninguna restricción humanitaria o moral. Algunos personajes profesan una fe ingenua en la capacidad de las protestas para cambiar el mundo; el autor modera ese idealismo juvenil con visión realista en las páginas finales.