Una docena de relatos del escritor italiano. Es más famoso por sus relatos policiacos, pero aquí destaca su agudo poder de observación y la capacidad de relatar historias. En esta ocasión son doce relatos que tienen como protagonistas animales variados. El primero, que da título al libro, guarda relación a cuando acompañaba a su padre y a otras personas en sus salidas de caza. Andrea no disparaba porque sentía lástima, pero le gustaba observar la naturaleza. El relato que narra trata de una liebre que se suponía que estaba muerta, pero salió corriendo. En otros casos, es un gato el protagonista, o unos cerdos que se comen el mosto después de pisar la uva, varios pájaros, unos parlantes y otros no, etc. Cada historia tiene un punto de originalidad, si los relatos son reales. Los animales no los humaniza, no encarnan vicios ni virtudes, son quienes son, pero sorprenden por sus reacciones al autor, a su familia o a los vecinos. Camilleri narra los sucesos provocando una sonrisa y recogiendo el estilo del sur de Italia, donde nació y nunca olvidó.