
José Enrique –así se llama este libro de recuerdos– tenía un alma de alcance universal, católica. Siendo un joven estudiante universitario en Madrid y después de haber descubierto su llamada divina al Opus Dei, se ofreció para radicarse en algún país de América del Sur donde propagar el mensaje de la Obra. Chile sería su destino.
El autor ya había investigado el desarrollo del Opus Dei en ese país del finis terrae al concentrar la atención de su primer libro en Mons. Adolfo Rodríguez, el sacerdote elegido por san Josemaría para comenzar allí la labor apostólica. Ahora, en pocas páginas, describe la personalidad multifacética de quien viajó a secundarlo. A partir de múltiples testimonios y de su correspondencia se va dibujando su perfil, y el cuadro muestra a un hombre de bien, con autoridad y sorprendente amplitud de talentos: desde la botánica y los árboles frutales a la construcción y las finanzas; del derecho y la ética a la administración empresarial; del fútbol, el boxeo y el ciclismo a la historia de los pueblos latinoamericanos. Con un carácter fuerte, emprendedor y perseverante, siempre muy amistoso, encarnó el mensaje divino recibido por san Josemaría de poner a Cristo en la cumbre de su vida ordinaria y de la sociedad.
Autor: José Miguel Armendáriz, Chile, 2020