En los medios de comunicación son frecuentes las noticias sobre fenómenos de astronomía, cuyo significado conocemos o no. Hay galaxias, agujeros negros, constelaciones, etc. Para no perderse dentro de ese espacio gigantesco, es precio tener unas nociones básicas que ayuden a comprender los datos e información que reafirma o cuestiona algo que dábamos por estable. ¿Cuándo nació nuestro sistema solar? ¿Qué antigüedad tiene el universo conocido? Sabemos que si usamos el año como medida, nuestra galaxia aparece en enero, pero el planeta Tierra no lo haría hasta agosto.
Los caldeos, 6.000 años a. C. ya eran conocidos como personas dedicadas al estudio del universo conocido. En el mundo griego hubo muchos descubrimientos científicos, pero es Tolomeo, en el siglo II de nuestra, quien afirmó que el centro de nuestro sistema era la tierra y el sol y la luna giraban sobre ella. Que la Tierra era esférica ya se sabía, si bien todavía no se usaban conceptos como meridianos y paralelos. Los griegos supieron en el siglo III a. C., el tamaño real de la tierra con bastante precisión, si bien no era de conocimiento popular, por lo que no es de extrañar que muchos siguieran pensando que la tierra era plana, por ejemplo. El conocimiento de las estrellas era una notable ayuda en la navegación. Tenemos que esperar a Copérnico en el siglo XV-XVI para aventurar que es el sol sobre quien giran el resto de planetas de nuestro sistema solar. Kepler estudió las órbitas de los planetas. Galileo, siglo XVII, tuvo el acierto de usar el telescopio para observar el firmamento. Su choque con la inquisición, además de a temas personales de unos y otros, fue más un aventurar conclusiones por su parte y por la de los teólogos que examinaron su proceso; tuvo más que ver con salirse del ámbito propio él y los teólogos y extrapolar conclusiones erróneas. No obstante, aunque el tema está estudiado, fue un error de sus jueces confinarlo en su domicilio acusado de estar equivocado. Newton estableció nuevos conocimientos, como la ley de la gravedad. Será en los siglos XIX y XX cuando se dieron abundantes pasos en esta ciencia. La teoría de la relatividad supuso replantearse lo que se daba por cierto. El origen del universo como fruto del Big Bang, hoy por hoy se mantiene como la tesis más probable. La puesta en el espacio de naves espaciales y satélites facilita obtener información de lugares distantes.
En todo caso, la ciencia nos seguirá sorprendiendo con nuevos datos. En las últimas décadas el progreso se ha multiplicado con las emisiones no visibles, las sondas interplanetarias, etc. Se han descubierto miles de planetas orbitando otros soles, se ha medido que la expansión del Universo es acelerada por algo que vence la gravedad, y se planean misiones espaciales a lugares cada vez más lejanos. Estamos descubriendo lo que, a escala de una ciudad, sería el jardín de una casa. Conocer el nombre de estrellas y datos sobre ellas está al alcance de millones de personas.
Quien desee conocer mejor las estrellas que ve, tiene abundante material para estudiar. Este libro es una excelente base para seguir estudiando; conviene leerlo despacio, para asimilar bien y el contenido y para volver para consultar.