
Feria es una autobiografía, un ensayo, un libro de viajes, una autocrítica del "progresismo políticamente correcto" y una sugerente hoja de ruta para millennials. La autora es Ana Iris Simón, tiene 29 años, procede de un entorno rural, comunista y ateo, es nieta de feriantes, estudió en colegios públicos, terminó la carrera de Periodismo en Madrid, ha alternado algunos empleos poco cualificados hasta hacerse un hueco en Telva y Vice, y cuando ya más o menos está asentada profesionalmente y se desenvuelve con soltura en el ambiente cultural y festivo de la capital confiesa que siente envidia de la vida que llevaban sus padres a su edad, que quizá eran pobres y de pueblo, pero que habían criado a dos hijos y peleaban cuerpo a cuerpo con la hipoteca que les permitía vivir en su casa. "También digo que seguramente nuestros padres se casaron y tuvieron hijos y se metieron en hipotecas por eso que se ha convenido en llamar imperativo social, porque era lo que había que hacer, pero creer que sobre nuestras cabezas no sobrevuelan otros imperativos igual es la mayor prueba de que lo hacen y de que quizá nos hemos creído lo de la libre elección y lo del progreso y lo de la democracia liberal como la única arcadia posible. Y menuda arcadia". "Somos la primera generación que vive peor que sus padres", concluye sin contemplaciones.
La editorial asegura que Feria es "una oda salvaje a una España que ya no existe", "un repaso a las grietas de la modernidad" y "una invitación a volver a mirar lo sagrado del mundo: la tradición, la estirpe, el habla, el territorio". Es todo eso y más aún: Feria es un libro auténtico en la mejor de las acepciones del adjetivo: la autora es auténtica (en el sentido de honrada), el mundo que describe es auténtico (en el sentido de no contaminado o sincero) y los valores y aspiraciones de los que habla son auténticos (en el sentido de verdaderos).
Es también llamativa la acogida que han brindado los medios de comunicación españoles a Ana Iris Simón, con muchas entrevistas tan interesantes como el propio libro. En una de ellas, ya al final, Gonzalo Altozano le dice: "Es curiosa la cantidad de referencias a Dios a lo largo de las páginas de Feria". Y contesta la escritora: "Empecé a preguntarme por Dios a raíz de la muerte de mi abuela paterna y de mi tío Hilario. Y sí, he terminado escribiendo un libro sobre Dios. Pero sin darme cuenta. Que, a lo mejor, es la única manera sincera de hacerlo. O la única manera de la que yo soy capaz".
Aparecen algunas expresiones blasfemas que pueden resultar molestas al lector. No es la intención de la autora ya que siempre muestra respeto, pero a más de uno quizá le pueden disgustar.