
Esta encíclica fue elaborada a los 3 meses de la clausura del Sínodo de los obispos el 25 de octubre de 1980, sobre la misión de la familia cristiana en el mundo. En esa fecha se encontraba el Papa Juan Pablo II delicado de salud por el atentado que tuvo.
Esta encíclica fue el fruto del gran trabajo que se obtuvo sobre la importancia de la familia para la vida humana, social y la Iglesia. Algunos temas: los ataques que hoy se hace sobre la familia; la dignidad de la mujer; la procreación responsable; la educación de los hijos; la preocupación por la degradación de algunos valores; una equivocada concepción teórica y práctica entre los cónyuges; las dificultades de la familia para transmitir los valores; el creciente fenómeno del divorcio y el aborto; la esterilización y la difusión de la mentalidad anticoncepcional.
Está Encíclica muestra como la Iglesia está a favor de la vida y la defiende contra toda insidia.