
El autor denomina a esta pieza teatral “comedia experimental”. Escrita originalmente en 1939, fue rehecha en 1946, y estrenada después en el verano de 1947, con gran éxito de público, no así de crítica. Se articula a base de un escenario dentro de otro y tres parejas de enamorados, de diferente edad, que nos relatan en diálogo chispeante, con pasajes muy divertidos, su personal experiencia del amor humano, a través de cuadros breves. Los tres actos nos informan así de la evolución de la convivencia matrimonial a través del tiempo, con situaciones que pueden dar lugar, sobre las tablas, a cierta frivolidad visual, pero que ordinariamente se desenvuelven de forma contenida.
En el primer acto se asiste a la época inicial, romántica, primaveral. En el segundo acto se entra en la fase del acostumbramiento matrimonial, seis años después, cuando el esposo, por ejemplo, se interesa más por lo que dice el periódico que por lo que cuenta la esposa. En el tercer acto, se muestra la opción de buscar la felicidad en otra parte, para superar el peligro de agresividad, mientras que William y Helen, los protagonistas, desarrollan un agudo análisis psicológico de la psicología masculina y femenina.
La antropología subyacente a toda la obra es cristiana, sin apologías explícitas. Se rechaza con suavidad la solución del divorcio, hablando “al buen entendedor”, y se insiste en que siempre el perdonar es lo más satisfactorio.
Sin inconvenientes para adultos, aunque dependería de la escenificación: por si alguna efusión amorosa apareciera explícitamente en escena.