Eterno reposo y otras narraciones

Año: 
2013
Género: 
Público: 
Editorial: 
Galaxia Gutenberg
Año de publicación: 
2013
Páginas: 
240
Valoración moral: 
Género: Literatura
Sin inconvenientes.
Algunos inconvenientes morales.
Presenta pasajes de cierta entidad contrarios a la fe o la moral.
Presenta pasajes escabrosos o un fondo ideológico general que puede confundir a personas con una escasa formación cristiana.
Abundan los pasajes escabrosos o un fondo ideológico contrario o extraño a los valores cristianos.
Por sus contenidos explícitos, la obra contraría la fe o la moral de la Iglesia Católica o el cristianismo en general.
Calidad literaria: 
Recomendable: 
Transmite valores: 
Contenido sexual: 
Contenido violento: 
Lenguaje vulgar u obsceno: 
Ideas contrarias a la doctrina de la Iglesia: 
La calificación de las distintas categorías proviene de la opinión de los colaboradores de Delibris

Se reúnen en este libro en castellano por primera vez ocho escritos breves o cuentos de Vasili Grossman. Publicó cuentos ya en los años treinta del siglo XX que despertaron la admiración de Gorki. El relato que da título al libro es el de uno de ellos “Eterno reposo” que reseña las costumbres y el significado que los cementerios tienen para los rusos. Como se observa en todos los cuentos el autor ve más allá de la superficie; hay mucha crítica en estos cuentos: quizás fue mucho de esto lo que le hizo pensar que el estalinismo había traicionado la revolución de la que tanto había esperado. Como en “Vida y destino”, más que el culto a los dirigentes, le interesaba reflejar el sufrimiento del pueblo, de lo propiamente humano y de la persona en particular: el ansia de libertad, el amor a la familia, la ternura, la amistad, etc., que marcan las relaciones humanas y quizá fue eso mismo lo que disgustó a los defensores del régimen estaliniano. Hay que advertir que aunque son cuentos fáciles de leer son también reflexiones sobre lo que ocurrió en el estado soviético o en la Segunda guerra mundial que deja a veces un regusto de tristeza pues hay mucho sufrimiento.

En el primero del año 1953, titulado “Abel” se refiere a los pilotos que tuvieron como misión detonar la bomba atómica sobre Japón. Hay un gran contraste entre bella y apacible naturaleza que describe y el propósito de muerte y destrucción que se preparaba con la bomba atómica. Plantea el problema de la conciencia  y responsabilidad personal de la acción humana. Comenta cómo el Alto mando norteamericano, queriendo que los pilotos se libraran de su conciencia y responsabilidad, como si fueran autómatas, les preparó para esta misión. De hecho, después de explosionar la bomba, uno de los pilotos se vuelve loco y los demás se alcoholizan.

En el titulado “Tiergarten”, se refiere al zoo de Berlin, está redactado en 1953 y 1955. Este cuento relata los últimos días del Reich y la caída de Berlín en manos de los soviéticos, los bombardeos de los Aliados, a través de lo que perciben los animales. Con un lenguaje poético hace notar cómo los animales notaban los cambios: “Los habitantes del zoológico de Berlín escucharon con angustia el rumor del cañoneo, apenas audible” “Unas cenizas negras y crujientes descendían lentamente sobre el suelo (…) los animales del zoo, asustados, respiraban dentro de las jaulas, entre resuellos y estornudos, el olor a chamusquina”. “aquellos ruidos celestes, sin perder apenas intensidad, continuaban presentes a la luz del día, al amanecer y durante la puesta del sol” “Tres fueron las personas que pasaron delante de las jaulas (…) Los ojos de la anciana rebosaban sufrimiento; vueltos hacia los habitantes de las jaulas, suplicaban compasión. La mirada fija del soldado destilaba el miedo a la muerte; (…) De los ojos azul pálido del niño, dirigidos hacia los osos y el gorila, se desprendía amor, admiración y el deseo de abandonar su casa en la ciudad para marcharse a vivir al bosque”  También se aprecia la “delación”, a veces remunerada,  con el  que el nazismo controlaba a la población (que en otros escritos comparó e igualó con el que se hacía en el estado soviético)

En “Eterno reposo”, escrito en 1955, se refiere, como se dice más arriba, a la costumbre de los rusos que cuidan con esmero los cementerios y que para ellos los cementerios no significan aflicción o tristeza como ocurre en otras culturas; también se  reúnen y comen en ellos. Piensan que así dan en las tumbas el sitio correcto a sus seres queridos. Esto le da pie para narrar  “el día a día” de las familias.

La escrita en 1955 que lleva por título “La Madonna Sixtina”  (se refiere a una Virgen con el Niño de Rafael que está en Dresde)  es muy breve. Tuvo ocasión de contemplar este cuadro en Moscú antes de que los soviéticos, que la habían robado durante la guerra, lo devolvieran a Dresde en 1955. Llama la atención que el autor que se consideraba  ateo y comunista, capte la belleza en un cuadro religioso. Denomina al cuadro “inmortal”; la descripción de lo que le sucede cuando la contempla se  parece a la “sacudida” de la que habla Platón cuando explica cómo la belleza produce ese efecto  en un artista.   

En "Mamá" (sin fecha)  se refiere al tráfico de bebés que se realizó en la Unión soviética y a la dura vida en los orfelinatos. A los hijos de “los enemigos del pueblo”, los enviaban a maternidades (algunos acababan de nacer)  y a orfanatos estatales y después los altos cargos sin hijos, como el caso que él relata, elegían a algunos y los adoptaban; al caer ellos en desgracia, perdían a sus hijos que eran enviados de nuevo a instituciones estatales en donde crecían sin familia. Aquí se narra cómo de un día para otro la niña Nadia pasó de estar en un hogar confortable y con afecto, a un orfelinato en donde llevó una vida muy dura. Relata la infancia y juventud de Nadia que nunca supo quiénes eran sus padres biológicos, ni pudo conocer y convivir con sus padres adoptivos: sólo recordaba su infancia como en una nebulosa; además en su caso, al haber sido adoptada por un alto cargo purgado, también se le cerraban muchas puertas. Nadia nunca sabría por qué no pudo aprender música. En este cuento Grossman se muestra muy crítico pues además de revelar esto, también denuncia el espionaje de particulares y las delaciones que ni siquiera se comprobaban y llevaron a muchos a la muerte. Describe cómo en el hogar de los Yezhov, a pesar de las comodidades, tenían el  miedo y terror metidos: sus ojos “reflejaban una mezcla de locura, ansiedad y tensión” que contrastaba con la paz de la niñera y la inocencia de Nadia.

 “El camino” lo escribe entre 1961 y 1962. Cuenta  la historia del mulo italiano Dzhu que viaja desde Italia hasta “la llanura nevada, que no tenía principio ni fin” es decir desde 1941 hasta la campaña del Este, cuando Mussolini pactó con Hitler el apoyo de Italia a la guerra. Narra las penalidades y el desarrollo de la guerra a través del animal que con sentimientos humanos  no los pierde pese al horror de la guerra. Dice así:  “mientras el mulo miraba confiado a los ojos tristes de aquella jaca del koljós, su aliento se mezcló con el aliento cálido y tierno de ella” “Sin saber por qué, el mulo hizo fuerza para tensar los tirantes (…) y logró que los de la yegua se aflojaran, aliviándole la carga”. Parece que la culpa de la guerra la achaca más al Duce que a los italianos.

 “Fósforo”, escrito entre 1958 y 1962,  Se refiere a su primer trabajo como químico en una cuenca minera.  Describe su vida allí que “tanto había anhelado” “La poesía de la cuenca minera me caló en lo más hondo (…) el resplandor lúgubre sobre la fábrica siderúrgica” y su desilusión  al comprobar que la mayoría, obreros, se movían por lo que él consideró “motivos pequeños-burgueses”. También explica su soledad y la nostalgia de sus amigos moscovitas con los que había hecho “piña” durante la carrera: Cuenta las trayectorias exitosas de sus amigos que fueron profesionales destacados; también recoge que tras la guerra la vida de cada uno tomó rumbos distintos (él se dedicaría a escribir) y que  sólo se veían en pocas ocasiones.  “Reunidos alrededor de la mesa, pudimos ver con particular claridad (…)  cuánto habíamos cambiado desde que éramos jóvenes (…)  había hombres de pelo cano (…) Nos causó tristeza pero a la vez alegría: nuestras vidas no habían sido en vano, habíamos triunfado”. Más adelante se refiere a una época que considera nefasta en que recibió duras críticas públicas y señala como exponente de su soledad el teléfono que dejó de sonar. Quizá  era entonces cuando sus intentos de que se publicara  “Vida y destino” se malograron. Murió en 1964.

En “Kislovodsk”, escrito en 1962-1963, hace una crítica de todos aquellos que se aprovecharon de la situación, no participaron en la construcción del país y aprovecharon para medrar. Narra la vida de un médico que una y otra vez se zafó de la revolución, guerras y de las dificultades por las que pasaron sus conciudadanos. Explica en qué consistía su vida plácida, llena de comodidades y apariencias, atendiendo un balneario. De la esposa dice: “adoraba su ropa importada, especialmente la que provocaba la envidia de sus conocidas ”. “Durante los años románticos de la gran tormenta revolucionaria, (…) no vivió en absoluto de forma romántica”. Hace un retrato incisivo de la persona e intereses del médico: “era la de una persona vulgar, sin un mínimo interés por los problemas universales (...), aficionada a las sortijas macizas de color azafrán con grandes gemas incrustadas”. También este médico logró soslayar las incomodidades que se le plantearon con la evacuación de la zona porque Alemania había invadido Rusia: “nuestra salvación pasa por seguir siendo lo que somos: gente pacífica que no quiere mal a nadie. Saldremos adelante…”. Siguió con su vida, atendiendo a los heridos de guerra en el balneario hasta que la Wehrmacht se acercó a su ciudad y la Gestapo tomó el balneario: así narra la despedida: “Fueron besando las tacitas de porcelana y los cuadros, acariciaron las alfombras y los muebles de caoba…”

Autor: Angeles Labrada, España
Fecha de actualización: Nov 2024