Escritores conversos

[Literary Converts]
Año: 
1999
Género: 
Público: 
Editorial: 
Palabra
Año de publicación: 
2009
Páginas: 
592
Valoración moral: 
Género: Pensamiento
Sin inconvenientes.
Requiere conocimientos generales en la materia.
Lectores con formación específica en el tema.
Presenta errores doctrinales de cierta entidad.
El planteamiento general o sus tesis centrales son ambiguos o se oponen a las enseñanzas de la Iglesia.
La obra es incompatible con la doctrina católica.
Calidad literaria: 
Recomendable: 
Transmite valores: 
Contenido sexual: 
Contenido violento: 
Lenguaje vulgar u obsceno: 
Ideas contrarias a la doctrina de la Iglesia: 
La calificación de las distintas categorías proviene de la opinión de los colaboradores de Delibris

Joseph Pearce se ha especializado en el estudio de escritores contemporáneos, demostrando en sus trabajos gran afinidad con literatos conversos del siglo XX. En esta ocasión reúne sus investigaciones sobre gran cantidad de personajes de Gran Bretaña en ese período, que coinciden, como el propio autor, en haber recorrido un camino de conversión al cristianismo.

La pretensión fundamental del libro (cfr. presentación, pp. 9 y 10) consiste en esclarecer las ricas influencias que estas generaciones de escritores establecieron entre sí, provocando un verdadero renacimiento de la literatura cristiana, y una respuesta esperanzadora a las amenazas que el nuevo siglo trajo consigo.

El libro se divide en 32 capítulos. Siguiendo un esquema cronológico, recorre todo el siglo XX al hilo de las vidas de diversos escritores, trenzando las amistades con los contactos intelectuales. Algunos de ellos brillan con luz propia (por la profunda influencia que ejercieron sobre muchos de sus contemporáneos), y de ellos se hacen extensas referencias: es el caso de G.K. Chesterton, Ronald Knox, R. H. Benson y Evelyn Waugh. Otros no resultan tan conocidos, aunque todos coinciden en haber encontrado el camino a la Iglesia en medio de su labor como literatos.

El autor muestra un profundo conocimiento de las circunstancias culturales de esos años. Supone además una gran pericia manejar tal cantidad de material de trabajo, en forma de grandes epistolarios, citas literales de apuntes, novelas y poesías, entrevistas de muchos autores sobre algunos otros, reseñas periodísticas de aquellos momentos y recopilaciones de conversaciones mantenidas con familiares de los escritores. El libro resulta interesante en cuanto sabe entremezclar drama vital, con experiencia de conversión y trayectoria intelectual siguiendo el curso de la situación histórica y cultural.

En general, muestra una visión muy positiva del camino hacia la fe recorrido por estos autores, que sabe superar el dramatismo que se desprende de determinadas situaciones en años críticos, como fueron los de la Segunda Guerra Mundial, el avanzar de la amenaza comunista en Europa y el florecimiento del hedonismo y el consumismo.

Junto al esfuerzo por hacer cercanas las vidas de estos autores el libro se mueve en unas coordenadas históricas muy concretas, que en ocasiones presupone cierto conocimiento de las circunstancias sociales y políticas de la Inglaterra de esos años. Por otra parte el estilo de la obra puede volverse algo pesado: no siempre la mutua influencia que estos autores tuvieron entre sí (a veces más formal, de estilo, que real), justifica la reiteración de referencias a uno u otro.

Narra con cierto pormenor relaciones humanas y experiencias afectivas, para después resaltar la renovación vital que estos personajes vivieron con su conversión. Hacia el final del libro se recoge la desazón que provocó en algunos autores las reformas promovidas por el Concilio Vaticano II, sobre todo en materia litúrgica y en el uso del latín. Aunque se trata de referencias algo aisladas (cfr. pp. 417-422 y 447-449), y sólo se pretenda reflejar el desconcierto de aquel momento, resulta poco positivo y se echa de menos una perspectiva algo más amplia.

A.D.S. (Italia)