
En la Barcelona del Post-Franco, en los años 80, un grupo de empresarios quiere impedir la apertura económica del país para proteger sus dudosos negocios. La modelo Olga Baxter se entera casualmente de la confabulación y deciden hacerla callar. Un peluquero de señoras sospechoso de asesinato, quiere destapar el complot. Con ayuda de su hermana Cándida y de un antiguo Guardia Civil, que se hace llamar señorita Westinghouse, investiga tan a fondo, que tanto la policía como la logia secreta van a cazarlo. El detective aficionado resulta un corredor fanático, en unas carreras contra el tiempo para escapar de sus perseguidores y llegar a su meta.
Es un relato disparatado, con personajes esperpénticos y carentes de valores morales de los dos extremos de la sociedad: los barrios bajos y la sociedad opulenta. También se caricaturiza la evolución urbanística y social de Barcelona, dando un salto de pocos años en el tiempo. Ocasionalmente hay una visión negativa de la religión como simple fenómeno social. El autor pasa por encima de la conducta sexual de los personajes, evitando posibles escenas que cabrían en la trama.