
Esta es la quinta obra de una serie que tiene como protagonista al comisario Dupin. El protagonista ha sido “desterrado” de Paris a la Bretaña francesa, al final de la tierra (finis terrae) y lentamente, con la ayuda de su secretaria Nolwenn, se va familiarizando cada vez más con la “vida” en esta zona. La novela acaba dejando abierta la fantasía de una leyenda local sobre una gran cruz de oro mazizo.
La acción se centra en Île de Sein y toda la zona costera con Brest y Quimper como núcleos urbanos. Se comienza en la sala de subasta de la pesca en Douarnenez, donde aparece asesinada una joven pescadora, que solía vender allí su pesca del día. Pronto aparece otra víctima, también con una cuchillada en el cuello: una joven dedicada al estudio de los delfines en la zona protegida del Parc Iroise. El cadaver de un viejo profesor jubilado aparece en la playa, proximo a la casa en que vivía solo.
Se mezclan leyendas de piratas y viejos mitos celtas con la realidad de un personaje de corte mafioso, que domina la pesca en plan industrial y concurre con los pequeños pescadores. Además de un caso criminal interesante, el autor se recrea en la descripción del paisaje, de las especialidades gastronómicas y de las leyendas y supersticiones locales. Un homenaje a la Bretaña de la que el autor parece enamorado.