Sinopsis de la contraportada:
"Este libro ofrece el relato de una revelación particular, anotada con el Magisterio de la Iglesia y las enseñanzas de Santo Tomás de Aquino y San Roberto Belarmino.
El texto se ha organizado en tres partes:
- En la primera se expone cuál es el fin de las revelaciones particulares.
- La segunda reúne las enseñanzas de carácter más doctrinal, que forman, de alguna manera, un sintético tratado sobre el Purgatorio.
- La tercera está dedicada a algunas manifestaciones de las almas del Purgatorio.
Se ha obviado todo lo relativo a la vida del autor, quien, por consejo de su director espiritual, ha preferido permanecer en el anonimato."
Libro de lectura espiritual muy edificante, para quien quiera conocer más el Purgatorio. Destaca el sublime protagonismo de la Virgen María, tesorera y administradora de todas las gracias, así como la realidad de la Comunión de lo Santos, en su incesante intercesión por las benditas almas del Purgatorio.
El libro se trata de una serie de visiones espirituales que el autor recibe, con mandato de escribirlo todo para la Iglesia. Su Ángel Custodio le hace de guía e intérprete. Es incesante el mandato y el deber (de caridad) de rezar por nuestras hermanas, las almas del Purgatorio, pues no podemos imaginar como de terribles son sus sufrimientos, ya que ellas ya no pueden merecer por sí mismas ni pueden aliviar sus sufrimientos.
Lo más destacable es el papel de la Virgen María, de los Ángeles y de los Santos del Cielo, así como los sufragios de la tierra, para interceder y aliviar a las benditas y santas almas del purgatorio. Pues ellas ya han ganado la batalla, ya no pueden pecar, están confirmadas en gracia y tienen asegurado su entrada en el Cielo. El purgatorio se describe como un mundo de Amor y de paz, alegría y esperanza segura, y al mismo tiempo como un mundo de fuego y de terrible sufrimiento expiatorio. Hay que decir que todas están allí voluntariamente, su único deseo es la mayor Gloria de Dios. Es un misterio de Misericordia. El sufrimiento principal es el causado por no poder poseer aún a Dios, languidecen de Amor, ardiendo (literalmente) en deseos de poseer al Amado.