
Una pata estaba incubando los huevos; iban rompiendo el cascarón y ya sólo quedaba el último por nacer. Como el huevo era más grande que los demás, temieron que fuera de una pava. Cuando nació, la madre lo recibió con cariño, aunque era distinto a los demás; por eso, comenzó a ser llamado: el patito feo. Otros patos lo maltrataron y huyó. En un estanque estuvo a punto de morir de los disparos de unos cazadores. Más tarde pudo refugiarse en una choza, hasta que un día, al sentirse rechazado decidió recorrer mundo. Como era distinto a los demás, era rechazado por donde iba. En una ocasión, después de muchos sufrimientos, vio su imagen reflejada en el agua y comprobó que era un hermoso cisne. Se sintió muy feliz por ello, pero nunca se volvió orgulloso, pues siempre se acordó de sus sufrimientos cuando era conocido como el patito feo.