
El conocido escritor de literatura espiritual ofrece el testimonio del caminante cansado y optimista a la vez que empieza a ver la meta al alcance de la mano. Aconseja a las personas de más edad y a aquellos que llegan al final de su etapa profesional tener presente que solo hay una cosa importante en la vida, tratar a Cristo y alcanzar el Cielo. Evidentemente esta idea tan elevada requiere bajar a lo cotidiano y evitar una postura pasiva, de espera, adoptando, por el contrario, la actitud activa de quien quiere y tiene ganas de mejorar y no dejar pasar ninguna posibilidad de disfrutar de la vida y ayudar a los que tiene más cerca, con muestras de cariño o aportando su experiencia de tantos años.
Parte de una visión positiva frente a la vida y a la biología, con el ¡No tengáis miedo!; miedo que no tiene cabida en el hijo de Dios, de un Dios Padre, bueno, omnipotente y misericordioso. Pero también es necesario saber quién y qué se es. Ser mayor es un nuevo momento en la trayectoria vital que, como ocurre en las otras etapas, requiere aceptarlo y asumir sus nuevas características, con unas condiciones físicas en descenso. Cambian los objetivos, hay que evitar la codicia y procurar organizar la vida bajo la lente de la sobriedad, aceptando la enfermedad y los achaques y adquirir la fortaleza frente a las contrariedades. También es una etapa que necesita vivir para los demás y, posiblemente, aceptar que los demás vivan para nosotros, dispuestos para, con alegría, cruzar el puente hacia la Resurrección.
Un libro lleno de detalles, animante que abre nuevas posibilidades a los que empiezan a ver el final de una vida profesional y el comienzo de otra forma de vivir, llena de oportunidades, cuidando los detalles pequeños, para llegar a afirmar que es bello ser anciano. Un libro, también, de mucha utilidad para quien convive o se dedica profesionalmente a cuidar personas mayores.