
Hace poco murió el marido de Élisabeth Bathori, por lo que se encuentra bastante deprimida. Eric, director del Instituto Fotográfico de la memoria del siglo, quiere animarla con la ayuda de un trabajo muy interesante. Alix (89 años) le había confiado a Élisabeth las cartas de su tío Alban de Willecot, que escribió desde el frente durante la primera guerra mundial, y que estaban dirigidas a su buen amigo, el conocido poeta Anatole Massis. Este material pertenecía al Instituto pero, después de algunos trámites burocráticos, Eric le ofrece oficialmente ese encargo a Élisabeth, quien lo recibe con mucha ilusión. Ella es historiadora y le agrada sumergirse en la vida de personas olvidadas por la historia. Además tiene la esperanza de que este trabajo le ayude personalmente a olvidar su profundo dolor y poner algo de orden en su vida personal, también amorosa. La novela es de lectura agradable, y está bien escrita y documentada. Sin embargo, se trata de una narración compleja, con muchas derivaciones que exigen del lector concentración. Esta es la cuarta novela de Hélène Gestern (Nancy, 1971), y la primera traducida al castellano. El libro tiene algunos detalles sensuales.