
Inglaterra, año 1760. Anne, joven hija de un párroco anglicano, se traslada de su aldea a Londres con unos familiares para educarse como una dama de la época y buscar marido. Pero tiene más inquietudes que las que tienen las mujeres que va conociendo: le gusta la literatura, la política, y su gran pasión es el dibujo. Por casualidad conoce a Henri, joven tejedor de seda, francés afincado en Londres. La diferencia social entre ambos es notable, por lo que se trata de una amistad imposible.
Novela romántica e histórica. Nos sitúa en un momento difícil de la historia de Londres, cuando los tejedores de seda, casi todos franceses (protestantes hugonotes que han huido de la persecución en Francia) están siendo denostados por la burguesía inglesa, y empiezan a rebelarse para exigir salarios justos. La novela está muy bien documentada, y la autora da vida y textura a los trabajos de elaboración de los tejidos. Los personajes son muy reconocibles, y los protagonistas, Anne y Henri, son personas virtuosas. El libro se lee con gusto: la autora nos va conduciendo, con distintos ritmos de narración, por la situación histórica de los personajes, y las calles de Londres.