Romek Waisman, judío polaco, sólo tenía nueve años cuando Alemania invadió Polonia; su padre intentó salvarlo pero junto a otros niños acabó en el campo de concentración de Buchenwald. El campo fue liberado en 1945 y el ejército estadounidense además de cadáveres encontró algo inesperado: cientos de niños judíos supervivientes. Debido a los horrores sufridos nadie pensaba que pudieran adaptarse de nuevo a la sociedad, pero gracias a los cuidados y paciencia de voluntarios médicos y de su mentor, Romek Waisman logró superarse, a pesar de los recuerdos del campo, de que sus padres y hermanos fueran asesinados, y de que ya no tenía un hogar al que volver en Polonia.
La narración es en primera persona y relata los recuerdos de su hogar en su aldea natal y, paralelamente, los hechos transcurridos en Buchenwald, en los que sólo parecía haber odio y exterminio, aunque gracias a la bondad de algunos prisioneros a veces pudo disponer de algo de abrigo, mejorar su exigua dieta y otras condiciones de vida. Allí también le transmitieron que, si sobrevivía debía contar a la humanidad a lo que puede llegar el odio entre los hombres, para que nunca volviera a ocurrir algo así, y que sólo el amor es constructivo, pero sus recuerdos eran tan amargos que ni siquiera a sus hijos y amistades narró los horrores del campo. Precisamente el negacionismo del Holocausto (genocidio de los judíos) de los años ochenta o antisemitismo fue lo que hizo que Romek Waisman (Robert Waisman) rompiera su silencio y comenzara a hablar de su experiencia, difundiera sus recuerdos y escribiera este libro.
Aunque cuenta horrores vividos, no insiste en ellos y se fija también en la bondad de sus padres y hermanos, y en la amistad que le prestaron algunas personas. Aunque no hace mención de que siga la tradición, describe a su familia como judíos ortodoxos y valora sus enseñanzas.
Robert Waisman (Skarzysko-Kamienna, Polonia, 1931) es un empresario judío polaco emigrado a Canadá en 1949. Desde 1980 es miembro activo de la comunidad de sobrevivientes del Holocausto en Canadá en donde ha ocupado diversos cargos. Ha hablado a miles de estudiantes sobre la importancia de recordar, y ha trabajado en nombre de la comunidad judía para fomentar la solidaridad con las comunidades indígenas de Canadá. Después de dejar Buchenwald en 1945, Waisman y otros 429 niños fueron trasladados a Écouis (Francia) bajo el amparo de la Ouvre de secours aus enfats (OSE) con el objetivo de rehabilitarles para la sociedad. En 2021 publicó este libro junto a la periodista Susan Mc Clelland