
Es un libro divulgativo de pensamiento que habla sobre las diferentes fases del amor, de los hijos, de la familia. Está muy bien escrito, es ágil, directo, coloquial y ameno. La tesis que más subraya es que vale la pena un amor para siempre, suceda lo que suceda, como único camino para la felicidad. El autor refleja sentido común, pedagógico y cristiano de la vida. Proporciona ideas, apuntes, notas y pensamientos de modo cercano e íntimo. Da razones y argumentos que proceden de la experiencia vivida, de lo que ha escuchado y meditado. Queda patente que es padre de familia numerosa y que ha estudiado temas de orientación familiar.
Sale al paso de los tópicos más comunes en nuestros días y facilita caminos prácticos y asequibles para el amor conyugal y familiar. Utiliza ejemplos y anécdotas de la vida ordinaria muy sugerentes. Está escrito para un público amplio, es fácil de entender. Consta de 27 breves capítulos que se pueden leer por separado. Vidal-Quadras es discípulo de Tomás Melendo, quien afirma en el prólogo que el libro es profundo pero no hace pesar su hondura.
Algunas ideas o matices especialmente atractivos son: no se piensa con el cerebro sino con la vida; hay que enamorarse otra vez de la propia mujer; los bioquímicos del amor no entienden el amor; un matrimonio que se queja con frecuencia e intensidad es una calamidad; las inercias en el matrimonio se pueden desterrar sin dificultad; es buena la unidad de agenda: la familia en el trabajo y el trabajo en la familia; los hijos no se cuentan por su número sino por el amor que los padres ponen en cada uno de ellos; hoy amar te duele; siempre es posible el perdón; el amor no acaba con la muerte.
Puede ser de gran ayuda para los matrimonios y, en general, para quien quiera mejorar la calidad de su amor.